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Estación tren |
Para no perder demasiado tiempo,
y teniendo en cuenta que aún tenemos el billete de 24 horas del metro,
decidimos meternos en el subsuelo de la ciudad antes de desayunar e ir a
visitar la estación de tren Nyugati. Una vez allí, antes de ver la estación, y
ya casi famélicos, decidimos meternos en una cafetería a desayunar. Un par de
cafés con un par de bollos con canela y chocolate, nos animan un poco el
cuerpo. Ahora ya sí, nos metemos a la estación, que te hace retrotraerte a
tiempos pasados, donde seguramente vivió mejores tiempos. Esta estación
construida en 1877 por la compañía francesa Eiffel, es evocadora. Aunque casi
con seguridad, los trenes que allí hemos visto son de la misma fecha que la
estación.
Tras visitar esta enorme
estructura de hierro y vidrio, nos dirigimos a la isla margarita, pero en esta
ocasión, en lugar de en metro vamos dando un paseo bajando por el gran
boulevard szent Istvan krt que comienza en la zona de Pest y termina en el Puente
Margarita. Este boulevard es una zona comercial, y con grandiosos edificios.
Pero sin demasiado glamur. Ojo, si decidís
hacer lo mismo que nosotros. En un principio, no parece estar lejos, pero la
distancia engaña un poco, una hora de paseo no te la quita nadie.
Para acceder a la Isla Margarita,
debes cruzar el Puente Margarita. Este puente une las zonas de Buda y Pest, y
fue el segundo puente permanente que se construyó en la ciudad. Su mayor característica
es la curva pronunciada para así formar ángulos rectos con el Danubio en su
confluencia con el extremo sur de la Isla Margarita.
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Isla Margarita |
Nada más entrar en la Isla
Margarita, podemos ver el monumento al centenario que se construyó para
conmemorar el centenario de la unión de Buda, Pest y Óbuda. Aunque para nuestro
gusto, es más bonita la florida rotonda donde está situado, que el propio
monumento. Paseando se llega hasta las ruinas de un monasterio y una iglesia Franciscanos.
La isla se puede recorrer en carritos eléctricos, en bici o andando. Nosotros
hemos decidido hacerlo de este modo. El paseo, pese a que el tiempo no ha
acompañado en exceso ha sido agradable. Aunque para no faltar a la realidad, cualquier
parque de otras grandes ciudades, como el retiro, hyde park, central park o la
taconera son más bonitos y están mejor cuidados. En cualquier caso es una
visita que debe realizarse si se visita Budapest.
De vuelta a la ciudad, cruzamos
el puente Margarita, por la acera contraria a la que hemos venido, ya que desde
este lado del puente obtenemos unas bonitas vistas del Parlamento.
A lo largo de lo que queda de
mañana hemos estado dejándonos llevar, sin ningún rumbo establecido, por el
barrio del parlamento y alrededores. Esta es la mejor manera de descubrir
Budapest, pasear sin prisas, sin planos...solo pasear. Descubres otra ciudad.
Una delicia sensorial.
Cerca de la iglesia Luterana, en
Károly krt, hemos hecho un alto en el camino, en otro mercado tradicional, de
los muchos que puedes encontrar en la ciudad. Aquí en un pequeño puesto de
comida, decidimos parar a comer algo, antes de que nos llueva, se está
encapotando de tal manera el cielo que da miedo. En Budapest es muy frecuente
este tipo de puestos de comida, donde siempre ves mucha gente picando algo. Una
salchicha de Páprika de dos palmos de largo (para que nos entendáis, es como
una chistorra tamaño XXXXL) y una salchicha especiada mayor aún que la anterior
y dos cervezas harán que nos sintamos personas otra vez. Una auténtica delicatesen.
Por la tarde hemos continuado con
nuestro plan de pasear sin mirar planos, guías ni nada. En esta ocasión
nuestros pasos nos han llevado hasta el sur de Pest, concretamente al barrio
Józsefváros. Este barrio carece de grandes monumentos, por lo que salvo en el mercado
Nagycsarnok, apenas te encuentras con turistas paseando por sus calles. No
tenemos claro hasta qué punto merece la pena adentrarse demasiado en este
barrio, pero a nosotros nos ha gustado el paseo.
Antes de continuar con nuestro
paseo, y puesto que ya hemos hecho algo de hambre hemos decidido probar el Kürtöskalács, un crujiente dulce húngaro, característico porque se cocina sobre
un cilindro unido a un pincho que se pone sobre las brasa. Es una cinta fina de
masa con levadura, condimentado con canela y espolvoreado con azúcar, aunque te
lo pueden rebozar de chocolate o almendras. A nosotros nos ha resultado
riquísimo, y más ligero de lo que aparenta ser. Desde luego hay que probarlo.
De vuelta a Váci Utca, la calle peatonal
más comercial de la ciudad, hemos hecho un alto en la iglesia Saint Michael´s una pequeña iglesia que data de 1700 y fundada por la orden Dominicos. Lo que
llama la atención de esta iglesia es la cantidad de conciertos de música clásica
que hay programados.
Pero Váci Utca, no solamente son
tiendas y cafeterías, también se pueden ver, si estiras un poco el cuello,
bonitos edificios de épocas mejores, como pueden ser la casa Thonet, la galería
Polgár, la fuente de la pescadora, o el palacio de la banca.
Antes de ir a buscar algún lugar
donde cenar, nos ponemos nuestro traje de guiri turista y entramos en una
librería en busca de algún chollo en forma de libro fotográfico, no somos unos grandes fotógrafos, y así nos garantizamos unas pocas fotos de calidad. Y sí, hemos
tenido suerte y nos hemos hecho con un bonito ejemplar.
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Iglesia váci utca |
Váci Utca, termina en la
fantástica Vörösmarty tér, una amplia
plaza con tiendas elegantes, galerías cafés y nuevamente con un mercadillo
tradicional. en el centro de la plaza se alza la estatua de Mihály Vörösmarty,
poeta que dio nombre a este lugar. Entre todos los edificios de la plaza
destaca la casa Gerbeaud, la pastelería más selecta y cara de Budapest
Para no perder las buenas
costumbres, nuestra primera elección para cenar ha sido un restaurante montado
a modo tradicional en el mercadillo de la plaza. En esta ocasión a nuestras dos
cervezas de rigor, le han acompañado un codillo cocido y un plato de patatas
cocidas. Tenía que haberme dado cuenta de la barbaridad que estaba cometiendo
en el momento en que la camarera me ha advertido en dos ocasiones que también servían
medio codillo. Pero nosotros cabezones, que no que queremos el codillo entero. ¿Esta
tía nos quiere matar de hambre o qué? madre mía cuando hemos visto aparecer el
codillo... debía ser de mamut lo menos. Esto no nos lo terminamos en toda la
semana. Eso sí, estaba riquísimo. Pero tengo dudas de cuando seré capaz de
hacer la digestión.
Para dejar nuestra conciencia
tranquila, después de maltratar nuestro cuerpo con tanta grasa, nos hemos ido
dando un paseo hasta la orilla del Danubio. Hoy sí hemos traído la cámara de
fotos y queremos sacar todas las fotos que anoche no pudimos. Incluso hemos
cruzado a la otra orilla por el puente de las cadenas para poder fotografiar el
parlamento iluminado.
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Puente de las Cadenas |
Con unas 100 fotos más en nuestro
haber, decidimos volver al hostal, dando otro magnífico paseo nocturno. Con
esto ponemos fin a otro interesante día en Budapest. Mañana tenemos que
madrugar algo más si queremos aprovechar nuestra última mañana en la ciudad,
antes de volver a España.