Budapest. 20 Abril 2014

Estación tren
Hoy hemos vuelto a madrugar, hay que aprovechar el poco tiempo que nos queda en la ciudad.

Para no perder demasiado tiempo, y teniendo en cuenta que aún tenemos el billete de 24 horas del metro, decidimos meternos en el subsuelo de la ciudad antes de desayunar e ir a visitar la estación de tren Nyugati. Una vez allí, antes de ver la estación, y ya casi famélicos, decidimos meternos en una cafetería a desayunar. Un par de cafés con un par de bollos con canela y chocolate, nos animan un poco el cuerpo. Ahora ya sí, nos metemos a la estación, que te hace retrotraerte a tiempos pasados, donde seguramente vivió mejores tiempos. Esta estación construida en 1877 por la compañía francesa Eiffel, es evocadora. Aunque casi con seguridad, los trenes que allí hemos visto son de la misma fecha que la estación.

Tras visitar esta enorme estructura de hierro y vidrio, nos dirigimos a la isla margarita, pero en esta ocasión, en lugar de en metro vamos dando un paseo bajando por el gran boulevard szent Istvan krt que comienza en la zona de Pest y termina en el Puente Margarita. Este boulevard es una zona comercial, y con grandiosos edificios. Pero sin demasiado glamur. Ojo, si  decidís hacer lo mismo que nosotros. En un principio, no parece estar lejos, pero la distancia engaña un poco, una hora de paseo no te la quita nadie.

Para acceder a la Isla Margarita, debes cruzar el Puente Margarita. Este puente une las zonas de Buda y Pest, y fue el segundo puente permanente que se construyó en la ciudad. Su mayor característica es la curva pronunciada para así formar ángulos rectos con el Danubio en su confluencia con el extremo sur de la Isla Margarita.
Isla Margarita

Nada más entrar en la Isla Margarita, podemos ver el monumento al centenario que se construyó para conmemorar el centenario de la unión de Buda, Pest y Óbuda. Aunque para nuestro gusto, es más bonita la florida rotonda donde está situado, que el propio monumento. Paseando se llega hasta las ruinas de un monasterio y una iglesia Franciscanos. La isla se puede recorrer en carritos eléctricos, en bici o andando. Nosotros hemos decidido hacerlo de este modo. El paseo, pese a que el tiempo no ha acompañado en exceso ha sido agradable. Aunque para no faltar a la realidad, cualquier parque de otras grandes ciudades, como el retiro, hyde park, central park o la taconera son más bonitos y están mejor cuidados. En cualquier caso es una visita que debe realizarse si se visita Budapest.

De vuelta a la ciudad, cruzamos el puente Margarita, por la acera contraria a la que hemos venido, ya que desde este lado del puente obtenemos unas bonitas vistas del Parlamento.

A lo largo de lo que queda de mañana hemos estado dejándonos llevar, sin ningún rumbo establecido, por el barrio del parlamento y alrededores. Esta es la mejor manera de descubrir Budapest, pasear sin prisas, sin planos...solo pasear. Descubres otra ciudad. Una delicia sensorial.

Cerca de la iglesia Luterana, en Károly krt, hemos hecho un alto en el camino, en otro mercado tradicional, de los muchos que puedes encontrar en la ciudad. Aquí en un pequeño puesto de comida, decidimos parar a comer algo, antes de que nos llueva, se está encapotando de tal manera el cielo que da miedo. En Budapest es muy frecuente este tipo de puestos de comida, donde siempre ves mucha gente picando algo. Una salchicha de Páprika de dos palmos de largo (para que nos entendáis, es como una chistorra tamaño XXXXL) y una salchicha especiada mayor aún que la anterior y dos cervezas harán que nos sintamos personas otra vez. Una auténtica delicatesen.

Por la tarde hemos continuado con nuestro plan de pasear sin mirar planos, guías ni nada. En esta ocasión nuestros pasos nos han llevado hasta el sur de Pest, concretamente al barrio Józsefváros. Este barrio carece de grandes monumentos, por lo que salvo en el mercado Nagycsarnok, apenas te encuentras con turistas paseando por sus calles. No tenemos claro hasta qué punto merece la pena adentrarse demasiado en este barrio, pero a nosotros nos ha gustado el paseo.

Antes de continuar con nuestro paseo, y puesto que ya hemos hecho algo de hambre hemos decidido probar el Kürtöskalács, un crujiente dulce húngaro, característico porque se cocina sobre un cilindro unido a un pincho que se pone sobre las brasa. Es una cinta fina de masa con levadura, condimentado con canela y espolvoreado con azúcar, aunque te lo pueden rebozar de chocolate o almendras. A nosotros nos ha resultado riquísimo, y más ligero de lo que aparenta ser. Desde luego hay que probarlo.

De vuelta a Váci Utca, la calle peatonal más comercial de la ciudad, hemos hecho un alto en la iglesia Saint Michael´s una pequeña iglesia que data de 1700 y fundada por la orden Dominicos. Lo que llama la atención de esta iglesia es la cantidad de conciertos de música clásica que hay programados.

Pero Váci Utca, no solamente son tiendas y cafeterías, también se pueden ver, si estiras un poco el cuello, bonitos edificios de épocas mejores, como pueden ser la casa Thonet, la galería Polgár, la fuente de la pescadora, o el palacio de la banca.

Antes de ir a buscar algún lugar donde cenar, nos ponemos nuestro traje de guiri turista y entramos en una librería en busca de algún chollo en forma de libro fotográfico, no somos unos grandes fotógrafos, y así nos garantizamos unas pocas fotos de calidad. Y sí, hemos tenido suerte y nos hemos hecho con un bonito ejemplar.
Iglesia váci utca

Váci Utca, termina en la fantástica  Vörösmarty tér, una amplia plaza con tiendas elegantes, galerías cafés y nuevamente con un mercadillo tradicional. en el centro de la plaza se alza la estatua de Mihály Vörösmarty, poeta que dio nombre a este lugar. Entre todos los edificios de la plaza destaca la casa Gerbeaud, la pastelería más selecta y cara de Budapest

Para no perder las buenas costumbres, nuestra primera elección para cenar ha sido un restaurante montado a modo tradicional en el mercadillo de la plaza. En esta ocasión a nuestras dos cervezas de rigor, le han acompañado un codillo cocido y un plato de patatas cocidas. Tenía que haberme dado cuenta de la barbaridad que estaba cometiendo en el momento en que la camarera me ha advertido en dos ocasiones que también servían medio codillo. Pero nosotros cabezones, que no que queremos el codillo entero. ¿Esta tía nos quiere matar de hambre o qué? madre mía cuando hemos visto aparecer el codillo... debía ser de mamut lo menos. Esto no nos lo terminamos en toda la semana. Eso sí, estaba riquísimo. Pero tengo dudas de cuando seré capaz de hacer la digestión.

Para dejar nuestra conciencia tranquila, después de maltratar nuestro cuerpo con tanta grasa, nos hemos ido
Puente de las Cadenas
dando un paseo hasta la orilla del Danubio. Hoy sí hemos traído la cámara de fotos y queremos sacar todas las fotos que anoche no pudimos. Incluso hemos cruzado a la otra orilla por el puente de las cadenas para poder fotografiar el parlamento iluminado.

Con unas 100 fotos más en nuestro haber, decidimos volver al hostal, dando otro magnífico paseo nocturno. Con esto ponemos fin a otro interesante día en Budapest. Mañana tenemos que madrugar algo más si queremos aprovechar nuestra última mañana en la ciudad, antes de volver a España.